Ing. Ag. Victor Veik
Cr. Matías Méndez
Marzo – 24
En el panorama agrícola actual,
los productores se enfrentan a la constante necesidad de diversificar sus
cultivos para optimizar el uso de sus tierras y adaptarse a las fluctuaciones
del mercado. Tradicionalmente, el trigo ha sido uno de los cultivos de invierno
más extendidos y con mayor peso en la rotación agrícola del centro Entrerriano.
Sin embargo, en los últimos años, se han abierto nuevas oportunidades que
ofrecen diferentes alternativas. En este contexto, exploraremos cinco cultivos
que están ganando terreno como opciones viables y rentables: camelina,
carinata, colza, rye grass y avena.
Camelina: esta oleaginosa se presenta como una opción frente
a condiciones climáticas adversas, destacando su resistencia al frío y su
capacidad para sembrarse más tarde (junio), y cosecharse fines de octubre, lo
cual puede ser una ventaja significativa en la planificación de la cosecha. Los
márgenes actuales son positivos respecto al trigo.
Carinata: similar a la camelina en cuanto a su uso como oleaginosa,
la carinata tiene un mayor sistema radicular, lo que podría contribuir a la
mejora de la estructura del suelo. Tiene mayor susceptibilidad a heladas
fuertes, y su ventana de siembra es más temprana (mayo), lo que podría competir
en logística con la cosecha de soja de segunda, y su cosecha se da en el mismo
tiempo que el trigo. Por rindes observados hasta el momento en nuestra zona,
somos más conservadores que las propuestas de semilleros, y respecto de los
momentos de siembra y cosecha, nos pone más cautelosos, más para aquellos
productores que contratan servicios de cosecha y siembra. Es un cultivo para
seguir evaluando.
Colza: es un cultivo de buena adaptabilidad y puede ser buen
antecesor para cultivos posteriores, y la presencia de nuevos actores y otros
esquemas de comercialización que facilitan la venta de la colza, la convierten
en una alternativa más a evaluar en la elección. Del punto de vista agronómico
tiene similares características a la Carinata, destacando que lleva más años de
mejora genética permitiendo mayor elección de variedades, algunas con fechas de
cosecha desde fines de octubre.
Rye Grass: este cultivo forrajero no solo ofrece beneficios en
términos de rotación, sino que también puede ser una fuente de ingresos
adicional para aquellos productores con ganadería. Su cosecha y
comercialización pueden requerir de un manejo más especializado, pero los
convenios con semilleros suelen ayudar en estas cuestiones. Un tema no menor,
es que en los convenios con semilleros, el IVA es del 21%, lo que genera un
recupero de saldo de IVA y mejor flujo de fondos. Un tema a tener en cuenta en
la planificación financiera, es que se cobra después de la limpieza, que puede
tardar un mes después de la cosecha, y que el pago es a 30 días.
Avena: es un cultivo versátil que puede utilizarse tanto para grano
como para forraje. Su manejo post-cosecha
requeriría la necesidad de embolsado y limpieza, lo cual puede ser
crucial para la planificación financiera del productor. Ofrece un mercado estable
en lo que respecta a precio, lo que si requiere de una buena planificación financiera,
al depender del productor la comercialización después de la limpieza.
Agronómicamente los requerimientos de fertilización y manejo sanitario son
similares al trigo, sumando al pulgón como plaga importante a monitorear.
Frente a estos cultivos, el trigo
sigue siendo una opción predominante, pero no está exento de desafíos, como la
necesidad de rotación para evitar enfermedades y la dependencia de precios de
mercado que pueden ser volátiles. La elección entre trigo y las alternativas
mencionadas dependerá de múltiples factores, incluyendo la agronomía, la
disponibilidad de maquinaria, la necesidad de flujo de fondos y consideraciones
impositivas.
Otro tema muy importante, es que
estas alternativas a la rotación de trigo, como cultivos de invierno, ayudan a
la intensificación de la rotación de cultivos, y a la agricultura regenerativa,
ayudando a mejorar la estructura de suelos y la mejora en nutrientes.