La Argentina, según la entidad, en 2018 compartió con Vietnam una característica: ser los únicos países en el mundo donde el sector agropecuario no recibe nada a cambio del Estado.
De hecho, de acuerdos a datos de la OCDE citados por la Bolsa rosarina, el año pasado el "apoyo al productor" en la Argentina fue negativo con poco más de US$9200 millones (es decir, el sector aportó antes que recibir). En Brasil, en cambio, fue positivo en US$2292 millones y lo mismo ocurrió en Australia, aunque con 1095 millones de dólares.
"Las transferencias de recursos al sector agrícola se miden a nivel de la tranquera y comprenden instrumentos de apoyo a los precios del mercado, pagos al fisco y el costo de los ingresos no percibidos", remarcó la Bolsa de Comercio de Rosario.
Según la entidad, considerando todos estos conceptos desde 2002 el campo contribuyó entre retenciones y "precios más bajos producto del cierre de los mercados un valor total de 175.000 millones de dólares constantes hasta el año 2019". Este número cobra importancia cuando, según dejó entrever el presidente electo Alberto Fernández, podrían subirse las retenciones cuando asuma. Por otra parte, esa plata equivale a tres veces el dinero que el FMI le dio a la Argentina por el último préstamo acordado.
Vale recordar que las retenciones al campo se reinstalaron en 2002 con el expresidente Eduardo Duhalde. En su momento fueron anunciadas como de "emergencia" para paliar la crisis social, pero no se volvieron a quitar. Hay que recordar que, además de retenciones, durante el kirchnerismo también se aplicó una política de cuotificación de las exportaciones que afectó al trigo y el maíz.
En diciembre de 2015 el presidente Mauricio Macri realizó una baja a 0% para trigo y maíz, que tenían 23 y 20% de alícuota, y una baja de 35 a 30 por ciento para la soja. En septiembre de 2018 la soja quedó con un fijo de 18% más $4 por dólar exportado. Este último sistema de $4 por dólar también se aplicó para trigo y maíz, entre otros productos.
La Bolsa rosarina consigna que la OCDE suele agregar los servicios que el Estado ofrece al campo, como infraestructura y otras inversiones. Sin embargo, señala que en la Argentina "existe una devolución del Estado en materia de servicios y de inversión, pero, en evidencia, es muy baja".
"Sumando las transferencias de apoyo al productor, las transferencias generales en servicios y las transferencias en apoyo al consumidor, el aporte total del sector agropecuario al Estado y al resto de los sectores de la economía alcanzó en 2018 el 1,86 % del PBI, el mayor aporte del sector del mundo detrás de Vietnam", indicó la Bolsa rosarina.
Teniendo en cuenta la reimplantación de las retenciones en 2002, el trabajo remarca que junto a los controles hicieron bajar el área con trigo.
"La participación de la cebada y el trigo en el total nacional mantenía un promedio del 24%. A partir de los controles a la exportación la participación de los mismos cayó al 16% en la campaña 2014/15", remarcó el trabajo.
Según el informe de gestión 2016-2019 del Ministerio de Agricultura de la Nación, en 2014/15 la siembra de todos los cereales (entre ellos el trigo y el maíz) era de 15.117.000 hectáreas versus 21.370.000 hectáreas de los granos oleaginosos, como la soja y otros.
"Esa relación se equilibró en 2018/19, con una siembra que alcanzó 19.114.000 hectáreas para los primeros (cereales) y 19.001.550 hectáreas para los otros (oleaginosos)", indicó el reporte de Agricultura.
La Bolsa de Comercio de Rosario destaca, entre otros puntos, que cuando comenzaron los controles al agro, en 1933, la superficie sembrada total se ubicaba en 20 millones de hectáreas. Provocaron un estancamiento en el área que se mantuvo, con algunas fluctuaciones menores, hasta mediados de los noventa, cuando la quita de las retenciones y de los controles, además de cambios tecnológicos como la siembra directa y la soja transgénica, impulsaron la superficie.
La Nación – Fernando Bertello