Los datos fueron consignados por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, que a través del Índice de Confianza Ag Barometer mostró que cayó de un valor máximo de 137 puntos que había alcanzado en julio pasado, previo a las elecciones primarias, a 74 puntos en septiembre; siendo el menor valor desde octubre de 2018.
"Estos datos se atribuyen al resultado de las PASO donde cambiaron las expectativas para el campo lo cual se reflejó en cada una de las preguntas realizadas" señaló a BAE Negocios, el responsable de la encuesta, Carlos Steiger.
Respecto de la producción actual, un 60% de los productores de la muestra reconoció que aún no vendió o fijó precio a la soja. Dice que espera vender un 50% en octubre, un 21% en noviembre y un 18% en diciembre.
Los datos oficiales muestran que restan por negociar 21,1 millones de toneladas. Pero si se le agrega que de lo entregado hay 7,2 millones de toneladas bajo la modalidad a fijar precio, el campo tiene en su poder US$10.074 millones.
De cara a la nueva campaña, un 30% de los productores manifestó que han cambiado sus planes productivos, lo que llevó que el 72% va a sembrar menos maíz, un 47% más soja y un 30% va a bajar el gasto aplicando menos tecnología. Esto tendrá un impacto en el rendimiento final lo que ocasionaría una caída de las toneladas por hectárea.
"El principal temor del productor pasa por las restricciones que pueda haber en el maíz, como pasó años atrás" dijo el presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez), Gabriel De Raedemaeker.
Efectivamente, según el trabajo de la Austral, un 88% de los productores piensa que aumentarán las retenciones al maíz y trigo, y un 84% para las retenciones. Además un 59% piensa que volverán los permisos a la exportación (ROE).
Por último y más relacionado con el contexto actual señala que en el capítulo financiamiento, el productor recurrirá a operaciones de canje, que sigue el pago contado. En ese sentido, el trabajo sostiene que las herramientas habituales como el cheque de pago diferido y la tarjeta rural bajan un 22%. En pocas palabras, la campaña será solventada con dinero propio gracias al buen rendimiento del ciclo 2018/2019. Si el próximo año no hay una mejora en la cosecha y no se soluciona la economía, el panorama será complicado.
BAE Negocios – Merino Soto