Con estas cifras, la cosecha cordobesa se posiciona como la primera a nivel nacional en cultivos estivales, por delante de Buenos Aires y Santa Fe. “Para que esto fuera posible, se dio una conjunción de factores, como las buenas condiciones climáticas, el paquete tecnológico utilizado por los productores, y la decisión de estos últimos de apostar al maíz en sus campos”, destacó el Ministerio de Agricultura.

En el caso del maíz, los productores sembraron 2,2 millones de hectáreas y cosecharon 19.621.271 toneladas, con un rendimiento promedio de 8.837 kilos por hectárea.

La cosecha de soja dejó 15.885.860 toneladas, con un rinde medio de 3.522 kilos por hectárea y una superficie sembrada de 4,6 millones de hectáreas.

En la campaña triguera se sembraron 1,4 millones de hectáreas que se convirtieron en una cosecha de 3.515.338 toneladas, con un rinde medio de 2.510 kilos por hectárea.

La producción de maní, un cultivo en el que Córdoba concentra más del 90% del área, trepó a 1.061.278 toneladas, con rindes promedio de 3.086 kilos por hectárea.

En sorgo, las 305.092 hectáreas que se implantaron (se cosecharon 269.084 hectáreas) dejaron una cosecha de 1.450.209 toneladas, con un rendimiento promedio de 5.389 kilos por hectárea.

En girasol se implantaron unas 30.000 hectáreas y la cosecha fue de 57.265 toneladas, con un rendimiento promedio de 1.915 kilos por hectárea.

“Córdoba significa el 29,4% de la producción de granos a nivel nacional (141.500.000 toneladas este ciclo) y en promedio cada habitante de Córdoba produce 3,5 veces más de granos que el promedio nacional per cápita”, concluyó el Ministerio de Agricultura cordobés.

Clarín